4 moviments per a orquestra de corda Ver más grande

4 moviments per a orquestra de corda

E282

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El tratamiento que hace Benejam de cada uno de los instrumentos es totalmente idiomático, explota los recursos sin forzar y consigue un equilibrio entre ellos que denota un conocimiento profundo. Estas características están presentes en los Cuatro movimientos para cuarteto de cuerda, una obra llena de gracia y de intensidad.

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16,50 € impuestos inc.

Edición: Papel

    Época Siglo XX
    Instrumentos Orquesta de cuerda
    Páginas 44
    Duración 18 min.
    Contenido Partitura
    ISMN 979-0-3502-0533-0
    Observaciones Las partes de orquesta están disponibles en alquiler. Contacte con el editor (info@clivis.cat).
    Edición Papel

    Las cinco obras que Luis Benejam compuso para orquesta de cuerda son la Suite, el Poema, el Concerto grosso, el Baile y estos Cuatro movimientos. A pesar de que Benejam no empezó a escribir música regularmente hasta los 36 años, su experiencia como violinista ya destacaba. No sólo había formado parte de diversas orquestas, y era profesor de violín, sino que también había trabajado intensamente con formaciones de cámara, especialmente con cuartetos de cuerda. El conocimiento que tiene Benejam de los instrumentos de cuerda es evidente para quien escucha su música, pero sobre todo para quien la toca: el tratamiento de cada uno de los instrumentos es totalmente idiomático, explotaría los recursos sin forzar y consigue un equilibrio entre ellos que denota un conocimiento profundo.
    Estas características están presentes en los Cuatro movimientos para cuarteto de cuerda, una obra llena de gracia y, al mismo tiempo, de intensidad. El primer movimiento es un trabajo de miniaturas a partir del material temático y rítmico de los dos primeros compases, con toques impresionistas y dominio de la melodía acompañada sobre los detalles de contrapunto. El segundo movimiento, una especie de barcarola plácida y suave, presenta una escritura más vertical con protagonismo absoluto de la melodía de los violines. El Scherzo, juguetón y simpático, pone a prueba el ritmo y el buen humor de la orquesta con una parte central a ritmo de mazurca y un constante juego de detalles que van saltando de un atril otro. El último movimiento es más especulativo: el cromatismo está presente, los silencios tienen un papel importante, y la textura orquestal pasa por un momento de gran intensidad, con fragmentos de tutti a unisono y otros de gran riqueza contrapuntística con un final brillante.


    David Puertas

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